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martes, 12 de noviembre de 2013

Toc, Toc...

  Un “Tourette” mal hablado y educado, una ecolalia entrañable. Un suelo lleno de rayas y un mueble simétrico en una habitación como los chorros de loro con un ambiente poco menos que pecaminosos. Y que nadie diga que no te avisan, que los efectos secundarios son normales y se curan. Se curan con otra ración doble de risas aseguradas.
                                      
  Dos horas de risas continuas, de las buenas, de las que te hacen levantarte aplaudir finalizado el espectáculo. Unos actorazos, si sí, actorazos que tratan el TOC de la manera más cómica y respetuosa posible con una mezcla perfecta. Cada persona, cada trastorno, cada movimiento perfectamente ejemplificado. Seis personas, seis sillas conforman el único escenario necesario y ya cada uno hace el resto. Seis personas impacientes obligadas a ser pacientes, condenadas a entenderse ante una espera interminable. No es fácil hacer comedia de los problemas pero aquí desde luego no cabe la ofensa. Maneja la comedia a la perfección y como colofón termina con una sorpresa final de esas que gustan y te sacan una sonrisa.
                         
  Poco se puede decir de una obra avalada por su 5ª temporada, sus innumerables espectadores, su representación  en dos ciudades y su llenazo completo casi todos los fines de semana en sus precios más populares (que desde arriba se ve muy bien). Y es que, psiquiatría a parte que  no es momento ni lugar, y obviando las verdaderas complicaciones de un verdadero diagnosticado de TOC, todo nos hemos sentido un poco obsesivo-compulsivos en algún momento. Aquí servidora podría enumerar y no acabar todas esas pequeñas manías y obsesiones a lo largo del día. ¿Habré cerrado el coche?, y si no fuera porque hoy no lo he cogido casi bajando estaría a comprobarlo. Y ahí reside la magia de TOC TOC que somos nosotros reflejados pero sin compulsión, unas manías llevadas al “extremo” que caracteriza el TOC pero que nos recuerdan a nosotros mismos y no hay nada mejor que reírse un poco de uno mismo.



      Virtualmente vuestra R.M

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