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martes, 19 de noviembre de 2013

¿Quien Quiere Casarse Con Mi...?

  Si quieres hablar de algo por lo que la gente siempre se vaya a interesar tus temas son Amor, Salud y Dinero. Son varias las personas que me han aconsejado esos temas como eternos destinos del interés humano. Y seamos sinceros, en cualquiera de sus variantes nos encantan.
Pues bien, de lo que aquí vamos a hablar hoy es de un movimiento televisivo que ha conseguido atraer masas gracias a la histórica temática de la búsqueda del Amor.
Estamos hablando, como muchos habrán supuesto ya, de la serie de televisión Quien Quiere Casarse Con Mi Hijo (QQCCMH).
Cada noche que estrenan nuevo capítulo Twitter arde con los comentarios de los sus seguidores. No se les pasa ni una, se habla de los vestidos, la forma de hablar de los participantes y de cualquier traspiés que se pueda cometer.
Uno a uno, y cinco a cinco son los bloggeros que se unen a este fenómeno nacional. Y es que cada vez cuesta más hacerse pasar por "actualizado" si no sigues este programa.

  Como seguidor desde el minuto uno del primer capítulo de la primera temporada he de decir que no me extraña nada la gran acogida que ha tenido entre el público. Para muchos de nosotros, esta noche de risas se ha hecho imprescindible para continuar con el resto de la semana. Y ningún desayuno post-estreno volvería a ser lo mismo sin los cotilleos acerca del último capítulo.
Pero ¿que es lo que ha convertido a esta serie en este fenómeno? viéndolo con perspectiva son muchos los programas sobre bodas que han acabado en la basura por ser grandes "petardos". El amor llama, pero para necesitar inyecciones de insulina prefiero comerme una tableta de chocolate.
Para mi, y supongo que para el resto de seguidores, el quid imprescindible es su presentadora. Lujan Argüelles combina glamour y presencia en una imponente figura que muchas querrían para sí mismas. Una rubia que manipula las situaciones como si fuesen plastelina y a la que nunca sabes si vas a sacar una sonrisa o un mordisco con tu último comentario. Todo ello bajo una actitud muy gay-friendly y que se basa en el apoyo al más débil y en meterle caña a quien se lo merece.

  Pero dejándonos de zalamerías por el momento analicemos el monstruo que aquí hemos creado entre todos. El movimiento QQCCMH arrasa allá por dónde pasa, y ninguna discoteca lo ha pasado por alto. Parece ser que para presentar una sesión o hacer un rato de Dj lo único que tienes que hacer es decir que te gusta alguien. Fácil, sencillo y para toda la familia.
Lo peor de todo es que, aún sabiendo esta gran realidad, seguimos asistiendo a esa discoteca o sesión de turno. !No nos podemos contener¡ Nos da igual y nos encanta.
El "que, no, ¿en serio?" argentino y el "!poh claro¡" de pueblo han pasado a formar parte de nuestro vocabulario y, si, nos sigue encantando.
Esperemos que esta creación de famosillos al por mayor no malogre a los candidatos de próximas ediciones. 
Lo que está clarísimo es que nos quedan muchos "figuras" y "esperpentos" por contemplar.

  Lo que sucede al final de tanta escena cortada y tantas horas de edición (950 horas por capítulo señoras y señores) es lo inevitable. Que para nuestra desgracia llega el último programa y decimos, "anda coño que había boda al final". Y es que con tanta carcajada y tanto sonido correctamente ajustado para reírse de los protagonistas se nos olvida la finalidad de todo esto.
Y aquí es dónde nos preguntamos ¿La boda importa en realidad? Definitivamente sin ella la estructura del programa se derrumbaría. Pero ¿cuantos de los personajes de las tres ediciones se han casado?
Pues contentémonos con pensar que con la suma de sus ediciones en EEUU, Noruega, Bélgica, Alemania, Francia y Holanda, alguno de los participantes habrá encontrado el amor verdadero. Ya sea en forma humana o de cheque.

  En todas sus ediciones se repiten los mismos ejemplos de sociedad. Tenemos por un lado a la familia pija y adinerada, por otro al hijo freaky con sus consolas y a nuestra querida familia de provincias. Pero no nos engañemos, la mayor parte de la audiencia se mueve en un principio por el tío buenorro y el gay.
Y si los vástagos no son suficiente para mantener el caché del programa no nos preocupemos, aquí están las madres. Más de una se ha conseguido ganar el corazón de los espectadores y algunos minutos en algún otro programa. Pon a una Mari Carmen en tu vida se dice.
Y por si tanta fama, risa y amor no fuese suficiente. Se los llevan de viaje. Desde Grecia hasta Ibiza (Leti´s Island) han ido nuestros protas con sus pretendientes. Dinero debe de crear el programita.
Pero, como siempre, lo consiguen y uno de los temas en las cenas madrileñas es intentar adivinar a quien le tocará el gran viaje a Roma y quien se tendrá que contentar con ir en caravana por la estepa manchega.

  El caso es que, para ir finalizando mi alegato, este gran programa ha conseguido cambiar nuestra manera de ver las bodas. 
Próximamente (esta misma noche)  tendremos con nosotros una nueva creación de estos grandes genios. Quien Quiere Casarse Con Mi Madre llega a nuestras pantallas con sus "tróspidos" protagonistas para hacernos ver que en esta sociedad individualista las bodas no están tan mal. De hecho, así me caso hasta yo.

  No prometo no presentar a mi madre en próximas ediciones.

  Virtualmente vuestro M.L.M

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