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miércoles, 27 de noviembre de 2013

Me termino el tema y nos tomamos un caf...Sssshhhhhh

  Hoy me dirijo a todos aquellos que, como en mi caso, tienen que dejar sus actividades lúdicas y ociosas por otras más responsables. Si, a vosotros estudiantes. A los que habéis optado por pasar cuatro o más años de vuestras vidas para convertiros en grandes profesionales. A aquellos cuyas familias hipotecan riñones para otorgarle una mejor educación. Y sobretodo, a aquellos que pasáis estos días más tiempo en las bibliotecas de Madrid que en sus propias casas.
No importa que seas de pública o privada, que estudies mucho o poco, o que copies más que estudies. Estos momentos en los que los exámenes se acercan nos igualan un poquito a todos...
Espero que no se me note mucho la ironía en el "poquito".

  Como toda ciudad que se precie la nuestra ofrece más de un sitio de reunión para los que son o se las dan de "responsables". 
Según el frío llega las bibliotecas se van llenando de la Fauna y Flora más diversa. Auténticas subespecies pueden ser contempladas en estos días señoras y señores (a más de uno le puede servir para su doctorado).
Pero hablemos un poco de practicidades antes de pasar a la acción.
Si eres estudiante de alguna Universidad sabrás de sobra como encontrar tus bibliotecas más cercanas. Algunas Facultades lo tienen más complicado que otras, véase la mía. Pero si dominas un poco el transporte público no tendrás mayores problemas para encontrarte un hueco.
Tienes todas las bibliotecas de todas las facultades de tu campus a tu plena disposición. Y si le echas un poco de morro y no te piden identificación puedes colarte en la de otra pública. No vamos a ponernos quisquillosos por que un estricto UAMero se siente con un tradicional Complucito.
Léase lo mismo para todos aquellos miembros de las nuevas.
¿Que eres de la privada? So sorry, creo que pagas bien por instalaciones propias. Y seguro que tienes calefacción y aire acondicionado a corde a la temperatura exterior. Algo que no podemos decir algunos públicos.
No os enfadéis, que podemos juntarnos todos en las que pone la Comunidad de Madrid para nuestro uso y disfrute.
Si queréis encontrar la más cercana a vuestra casa podéis echarle un vistazo a este link.
Para mi uso personal he de decir que mi preferida es la de la calle Azcona, cubículos independientes y varias plantas llenas de sitios son algunos de sus atractivos. Pero ya os digo que esta es la mía y no tiene por qué gustaros a vosotros. Es más, no hace falta que vengáis a verla.
Aunque no se para que hago distinciones a estas alturas, públicas o privadas, zulos escondidos en Hospitales o salas de estudio secretas escondidas al final de un supermercado (existe de verdad y si nos seguís igual un día os descubriré su ubicación exacta, que Madrid mola mucho), todas, y digo, TODAS, están petadas. No se si ha tocado el boom de natalidad en mi generación y alrededores, que dado que no hay trabajo todo el mundo estudia, o que la calefacción de estos centros es la única que la gente prueba en todo el día. Pero el Consejero de Medioambiente debería de echarle un vistazo a los niveles de acinamiento y condensación en estos lugares porque en muchos casos llegan a ser de todo menos salubres.
  Pasemos pues a hablar un poco de los diversos comportamientos que se pueden encontrar en estos centros. Puede ser por la época que se acerca, el estrés de los exámenes saca lo mejor y lo peor de nosotros. Auténticas manías, rituales con sus previas obsesiones, son contempladas junto con paseos, cuchicheos y cabreos. Un circo si señor. Un poco menos de piruetas pero ¿quien no se ha pasado alguna vez con el RedBull?
Desde los chiquillos que vienen para sacarse su último curso de Bachillerato y Selectividad (hace nada yo estaba en su situación pero ya han pasado tantas cosas...que me permito lo de chiquillos) hasta adultos con barbas canosas que o bien han elegido una carrera como la historia de Sebastian o que pasan más tiempo en la Tuna y en las Sangriadas que en las aulas.
Desde las chicas que acuden vestidas y pintadas como si fuese un sábado noche y que al abrir el estuche caen más pintalabios que bolígrafos, hasta los que tienen los apuntes con más colorines que un arcoiris. Como si por ello al final fuesen a encontrar un aprobado en lugar de un caldero con oro.
  He de reconocer que me siento identificado con esas personas que según se acercan los exámenes se vuelven un poco...como decirlo...dejémoslo en que soy de tuerca floja.
Eso de ir a una Biblioteca para pasearse entre las mesas y ver a cuanta gente molestas, chico, apúntate al gimnasio o cómprate una cinta de correr para el salón. Pero a algunos nos gusta abstraernos en nuestros micromundos y no enterarnos de que ayer Richi te colgó el móvil antes de colgárselo tú.
También son curiosas esas persona que llegan antes que el/la Bibliotecaria para hacer cola en la puerta y al entrar reservar más sitios que dedos tienen sus manos. ¿¿Que bien que ha venido el frío y tenéis más ropa para esparcir ehhh??
Lo único políticamente aceptado es el cofee break de rigor, el no hacerlo es imperdonable. Y ahí señores mios, los que llevamos ya unos cuantos años con esta práctica, hemos desarrollado una técnica por la cual nos pasamos más información en 10 minutos con un café en la mano que en una semana de convivencias.
  Por lo que desde personas que se agobian con exámenes de 20 páginas, hasta aquellos cuyos resúmenes ocupan lo que un Vademecum actualizado. Desde los que se llenan de cafeína hasta la intoxicación (véase un servidor), hasta los que dicen que aguantan el tipo y luego se adaptan el abrigo en forma de almohada.
Todos ellos, y todos nosotros podemos sentirnos un poquito más iguales y comprendernos en estos aciagos días. 
Eso sí, para hablar te bajas al bar.

  Virtualmente vuestro, y agobiado por momentos, M.L.M

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