Esto de observar la sala con cara de superioridad y una copa en la mano, una tras otra, conlleva consecuencias y claro, las publicaciones se retrasan. Mea culpa.
Intentemos concentrarnos. Ayer comentábamos esos grandes aires que azotan nuestro país y que se han asentado en Madrid con vehemencia. El postureo lleva aquí una larga temporada y creo que se resistirá con uñas y dientes a salir de sus poseídos.
Bajo prescripción médica mis compañeros de aventuras y yo fuimos a gozar de las ofertas nocturnas de esta gran ciudad y, como cada sábado, nos integramos en la discoteca de moda cual maniquís en rebajas.
Comenzamos nuestra aventura llegando al lugar en cuestión y posicionándonos en la cola de entrada. Lo sé, hasta los mejores maniquís han hecho una cola alguna vez, pero ya que fue inevitable entretuvimos nuestros oídos y precalentamos nuestras lenguas escuchando a los novatos que acudían a esta discoteca por primera vez. Si cae una provincina ya hace las delicias de la espera.
Todas las semanas hay rrpp nuevos, pero no os engañeis queridos míos, si queréis dar imagen tenéis que entrar por el veteranísimo del lugar. Cada día nace una estrella y a la semana que viene se estampa contra el suelo, pero quien perdura es el que vale para aparentar.
Cuando el puerta te dice que te queda el pelo mejor después de haber pasado por la peluqueria y te llama por tu nombre ya es que lo estás haciendo bien...o muy mal, según por dónde se mire.
Al pasar y después de dejar los ropajes como si llevar tanta capa quemara, es obligatoria una visita a los baños. No importa la necesidad, el atusarse el pelo siempre viene bien, no vaya a ser que los vientos de la ciudad nos hayan dejado el flequillo para el lado que no es.
Dependiendo de las perspectivas de la noche se puede acudir a la barra o pasearse un poco por el local para valorar la carne tempranera. Eso sí, el centro de la pista queda completamente vetado para quien quiera perder las bragas esa noche. Por lo menos por el momento. Una vez se llene ya podeís bailar desaforados, pero haceros un favor y vigilad que los de vuestro alrededor hayan bebido más que vosotros. Si te van a decir algo tu crítica tiene que ser mayor.
Todo maniquí que se precie conoce a los habituales del lugar y critica por deporte nacional. Si en una noche no has dado un mínimo de seis pares de "no besos" es que te has equivocado de sitio o que, sintiéndolo mucho, estás más desactualizado que Aramis Fuster en sus mejores días.
Salvo mini trenzas hasta al suelo y gente que oculte sus cromosomas de más bajo kilos y kilos de maquillaje todo ente es válido para que quede patente que se te conoce y que no eres uno más.
¿Incluida gente que nos caiga mal?, !!esos son los mejores¡¡
Los "¿Que tal guapo?" acompañados de maldiciones gitanas están a la orden del día y nunca es tarde para ponerlos en práctica. Que hablen mal, pero que hablen.
La noche es joven y la mente de un posturero que se precie siempre está bullendo de bonitas metáforas que soltar sin remordimiento. No hay nada que quede mejor junto a la copa que unas risas de las que se sospeche su causa.
Un punto arriesgado de la noche es el momento de seguir a la prole y llegar al centro de la pista. Ahora si está permitido. Cuanto más cueste respirar y menos puedas moverte en mejor sitio estás y más excusas tienes para no contonearte si el señor no te concedió el don del baile.
Un movimiento seguro es el apoyo del peso de pierna en pierna según el ritmo, con una copa en la mano derecha, la mirada alta observando quien abusa de naturalidad y los morros de manera que Mario Vaquerizo se sintiese orgulloso si te viera.
Acordaos de no perder la compostura cuando salgan los go-gos, ya que hemos llegado hasta aquí no la liemos por un cacho de carne. Las miradas están más que permitidas, pero la superioridad debe de quedar implícita en ellas. Que luego nos resbalamos con las babas y tenemos que emigrar de ciudad o cambiarnos de sexo. La naturalidad puede ser tan peligrosa...
En dos ocasiones saliendo de fiesta por San Sebastián y Alicante me preguntaron sin duda previa si yo era Madrileño. Si señores, se nos reconoce. Y parece ser que no es algo nuevo. El quedarse un buen rato sobre la misma baldosa de la discoteca mirando a ver por quien eres observado sin mover un solo pelo de las cejas...es muy de la city.
Y aquí es el pan nuestro de cada día en los lugares de moda. Las miradas vuelan, se estampan y hacen quiebros, pero sálveme de mover un pie en la dirección deseada o de comenzar una interacción con otra persona. Eso es para los de fuera o para las mariliendres. Dios las ampare.
Después pasa lo que pasa y al llegar a casa estamos todos enganchados al móvil con el B... o el G... Que levante la mano quien diga que miento.
Así de especialitos somos en la capi, todo sea por la apariencia. Por demostrar un "yo que sé" o un "aquí estoy yo". Que dónde pisa leona no deja huella perra, ¿Verdad N.S?
Aun así debemos de divertirnos y de ligar porque seguimos haciéndolo semana tras semana.
Virtualmente vuestro tras otro fin de semana, M.L.M
A ti ahora te toca cambiar el #PostureoCopaEnMano por el #PostureoHarrisonEnMano jajaja
ResponderEliminarSo Sad... #PostureoWillReturn
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